Feeds:
Entradas
Comentarios

Cuando los europeos llegaron a América se generaron mucho mitos, y algunos hacían referencia a lugares geográficos recién descubiertos. Con el paso de los decenios muchos quedaron olvidados, pero otros pervivieron, tanto en la mente de los pobladores como en la cartografía. Uno de ellos, reflejado en las cartas náuticas, es la idea de que California era una isla, que se remonta a los primeros tiempos, cuando los navegantes del viejo continente llegaron a la costa oeste de América del Norte. Otro era que en la parte septentrional de esta «isla» había un paso que comunicaba dos océanos: el Pacífico y el Atlántico. Estas ideas erróneas persistieron durante muchos años y sólo fueron desmentidas décadas más tarde.

Localización de California en el mapa actual. Fuente Google Maps

Su descubrimiento

Situada en el inmenso océano Pacífico, cuando los españoles llegaron allí en 1533 supusieron que era una isla enorme. No es nada raro, ya que tiene alrededor de medio millón de km2, un inmenso territorio difícil de valorar inicialmente. Pensaron, recordando Las Sergas de Esplandián, que estaban en los dominios de la reina Calafia, en el que vivían mujeres de extraordinaria fuerza, gran belleza, coraje y espíritu apasionado. También lo llamaron «isla de mujeres» o «ziguatan», término del que luego saldría el nombre de una localidad costera de la zona, Ziguatanejo. En esa época la distinción entre realidad y ficción, especialmente en un mundo recién descubierto, lleno de novedades, impresionantes paisajes y seres fabulosos, era mínima.

Parte del texto donde se nombra a la reina Calafia en la obra de Rodríguez de Montalvo, de la edición de 1588, p. 276

Aunque el mito de las amazonas tiene raíces griegas, es posible que las lecturas clásicas del autor de las Sergas, Rodríguez de Montalvo, se mezclaran con las primeras noticias de los viajes de Colón, dando origen a su novela.

Detalle del mapa de Meurs en el que se dibuja California como una isla. Fuente

Una vez que se pudo probar que era una península, durante varios decenios se siguió incluyendo en la cartografía como una isla, lo que prueba que los nuevos descubrimientos geográficos no siempre eran conocidos, ni se difundían rápidamente.

California, cartografiada como una isla, en el mapa de Visscher (1658). Fuente

Vínculo con el estrecho de Anian

Igualmente, existía la creencia de que en el norte de la supuesta isla de California había un paso, el estrecho de Anian, que daba entrada al Atlántico. Muchos navegantes, desde el siglo XVI, bordearon la costa pacífica californiana en busca de esta comunicación entre los dos mayores océanos del mundo.

Representación cartográfica de esa antigua creencia de que California era una isla y que el estrecho (Eretum) de Anian estaba situado en su parte septentrional. Fuente

La realidad, tal y como la entendemos hoy, es que hay un paso, pero mucho más arriba, a 48º al norte, de lo que algunos afirmaban. Tampoco comunica el Pacífico con el Atlántico, sino con el Océano Ártico, y se denomina estrecho de Bering.

Localización del estrecho de Bering. Fuente: Google Maps

Para acabar

La persistencia de estos mitos en la cultura popular, así como su representación en mapas y cartas náuticas, evidencia cómo las ideas erróneas perduran en el tiempo.

En el caso de California, es más que probable que la introducción del personaje de Calafia fuera un elemento circunstancial. La literatura caballeresca, llena de acción y personajes ficticios, acabó impregnando la mente de muchos de los navegantes que la habían leído u oído acerca de sus protagonistas. Eran descripciones de lugares exóticos que podían asemejarse a los nuevos espacios hallados. Estos nombres, primeros ficticios, posteriormente fueron asignados a lugares geográficos reales, quedando para siempre fijados a sitios concretos. Así, los conquistadores inspirados en este texto caballeresco, denominaron a dos impresionantes lugares del Nuevo Mundo: el río Amazonas y California.

Portada del libro de Brown (1954) sobre los nombres del territorio californiano. Fuente

Más información

BLASCO IBÁÑEZ, Vicente. La reina Calafia. Prometeo, 1923. [Novela]

CUTTER, Donald C. Sources of the Name «California». Arizona and the West. Journal of the Southwest, 1961, 3, 3, p. 233-244.

GIRÁLDEZ, Susan C. Las sergas de Esplandián, Granada, Constantinopla y América: la novela caballeresca como portavoz de la modernidad. Semiótica y modernidad. Actas del V Congreso internacional de la Asociación Española de Semiótica. La Coruña, 1994, p. 183-196.

LUIS JIMÉNEZ, Isidro, et al. Las amazonas, California, Rodríguez de Montalvo y las crónicas americanasPhilobiblion: Revista de Literaturas Hispánicas, 2015, 1.

MILLÁN GONZÁLEZ, Silvia Caterina. Geografías del mito de las Amazonas en las Sergas de Esplandián: tras los pasos de CalafiaHistorias Fingidas, 2017, 5, p. 73-107.

POLK, Dora B. The Island of California. A History of a Myth. Spokane: The Arthur H. Clark Company, 1991.

PISU, Alessio. La isla de California y la reina Calafia: dos espejismos amadisianos en el Nuevo Mundo. Anales de Literatura Hispanoamericana, 2022, 51, p. 135-147.

RODRÍGUEZ DE MONTALVO, Garci. Las sergas de Esplandián. El ramo que de los quatro libros de Amadis de Gaula sale llamado las Sergas del muy esforçado cauallero Esplandian, hijo del excelente rey Amadis de Gaula. Alcalá de Henares: Vda. y herederos de Juan Gracián, 1588. [La 1ª edición es de 1510, publicado en Sevilla por Jacobo de Cromberger, aunque hay autores que lo sitúan unos años antes].

SCRUGGS, Charles. Queen Calafia’s Paradise: California and the Italian American Novel. Western American Literature, 2010, 45, 2, p. 217-218.

VENEGAS, Miguel. Noticia de la California y de su conquista temporal, y espiritual hasta el tiempo presente (etc.). Madrid: Imp. Vda. Manuel Fernández, 1757.

WAGNER, Claudio. Los mitos en tiempos de la conquista españolaEstudios Filológicos, 2022, 70, p. 213-226.

Hay un tipo de pez que se representa en muchas ocasiones, se esculpe, se dibuja o se graba, y su presencia lleva asociada un profundo significado místico. Pertenece a una de las culturas más antiguas de América del Sur. Vamos a conocerlo.

El pez gato

Llamado pez gato, bagre o life, tiene una cabeza semicircular rematada en varios apéndices y un cuerpo sinuoso, algunas veces manchado, que termina en una cola trapezoidal. Se desarrolló en el continente americano, tanto en costas como en ríos y lagos. Incluso ha habido veces que se ha confundido con una serpiente, precisamente por su morfología (la forma de la cabeza y sus apéndices, las manchas en el cuerpo y su desplazamiento ondulante, lo asemejan a la “boa de costa”).

Dibujo de un pez life. Fuente

El movimiento ondulatorio del life a la hora de desplazarse, generando una figura en “S”, es un símbolo relacionado con el agua, muy frecuente en la iconografía usada por el pueblo moche.

El animal vive en aguas estancadas y pequeñas oquedades, y tiene afinidad por la oscuridad y el mundo nocturno. Se desplaza en dirección al nacimiento de las aguas que, en la costa norte del Perú, se encuentran hacia el este (Cordillera de los Andes). El life abunda en el solsticio de verano, coincidiendo con la época de las lluvias y de las avenidas del agua pluvial, aunque se le puede observar en otros momentos del año. Evita la luz solar, para lo cual se oculta en las oquedades de las acequias y de las aguas estancadas durante el día. Por el contrario, durante la noche tiene gran movilidad, se desplaza en forma vigorosa a contra corriente y también es el momento en el que se alimenta.

Fotografía de pez life en la que se pueden apreciar los bigotes característicos

Su representación en la cultura material mochica

Es un elemento frecuente en la iconografía mochica (siglos II – IX d.C.) en la costa norte del Perú. Por ejemplo, en los muros de las huacas (lugares sagrados indígenas) del Complejo Arqueológico El Brujo (valle de Chicama) aparece con mucha frecuencia. Unas veces se puede apreciar como tal y en otras ocasiones aparece estilizado. También se puede ver en la Huaca de la Luna, así como en estructuras funerarias, entre ellas en la tumba del Cerro La Mina.

Representación esquemática de peces life de la Huaca del Brujo. Fuente

El life está representado también en numerosos recipientes de cerámica mochica, en ornamentos metálicos como narigueras, textiles, así como en objetos de madera y concha de uso ceremonial, que proceden de contextos funerarios de la elite. Para ellos este tipo de pez tenía unos valores simbólicos elevados.

Para acabar

La manera de desplazarse del pez life se asimila con el movimiento de ir y venir de las aguas, símbolo de fertilidad y renacimiento. Además, como durante el día apenas se mueve y hace su vida por la noche, lo vinculan con el mundo de ultratumba. Ambas son poderosas representaciones básicas en las creencias moches. Así, vida, muerte y renacimiento se asocian con esta figura de naturaleza marina.

Dibujo del brazo de la dama de Cao, en el que se pueden ver peces life esquemáticos. Fuente

Más información

FRANCO JORDÁN, Régulo. Aproximaciones al significado de las representaciones murales mochica de la fachada principal y el patio superior de la huaca Cao Viejo, complejo El Brujo, costa norte del PerúQuingnam, 2016, 2, p. 7-52.

FRANCO JORDÁN, Régulo; GÁLVEZ MORA, César y VÁSQUEZ SÁNCHEZ, Segundo. Graffiti mochicas en la huaca Cao Viejo, complejo El BrujoBulletin de l’Institut français d’études andines, 2001, 30, 2, p. 359-395.

GÁLVEZ MORA, César A. y RUNCIO, María Andrea. El Life (Trichomycterus sp.) y su importancia en la iconografía mochicaArchaeobios, 2009, 3, p. 55-87.

RAMOS MUÑOZ, Sarai. Las huacas moches y sus relieves pintados. Tejiendo imágenes. Homenaje a Victòria Solanilla Demestre. Lincoln (Nebraska): Zea Books, 2023.

VEGA, Ronny y BALTODANO, Víctor. Procesos gnoseológicos que conforman los conocimientos de las diversas expresiones de los pueblos ancestrales Moche y Chimú. Revista Ciencia y Tecnología, 2017, 13, 1, p. 57-69.

WIERSEMA, Juliet. Moche Architectural Vessels: Small Structures, Big Implications. Andean Past, 2012, 10, 1, p. 7.


Hay pocos atlas que dividan el mundo según los mares que lo inundan, ya que la mayoría lo llevan a cabo teniendo en cuenta elementos terrestres, ya sean continentes, países o partes de ellos. El de J. Janssonium (o Janssonius), del siglo XVII, recoge en cada una de las hojas la amplitud de los mares y océanos, constituyéndose en una excepción muy relevante para el Patrimonio Marítimo. Su propio subtítulo nos dice que «contiene una descripción sumamente precisa del mundo marítimo, o de todos los mares del mundo entero, frecuentados por la navegación en la actualidad».

Portada del atlas de Janssonius

El autor

Johannes Janssonius (1588-1664) fue un librero holandés que provenía de una familia de impresores y editores. Pronto aprendió el oficio de impresor y, tras casarse con la hija de Jodocus Hondius, se convirtió en miembro de una de las familias de editores más importantes de los Países Bajos del siglo XVII. Hizo crecer su editorial en los campos de la geografía y la cartografía, y publicó nuevos atlas del mundo, del mar y de las ciudades, siempre compitiendo con el impresor Blaeu. 

Con su cuñado, Henry Hondius, publicó el segundo volumen del Atlas Mercator en 1633. Tras la muerte de este, Jansson se hizo cargo del negocio y siguió con la edición de muchos otros volúmenes de mapas y atlas, incluida una reedición de Civitates Orbis Terrarum de Braun y Hogenberg, en 1657. Sus obras más conocidas fueron el Atlas Novus (1638) y el monumental Atlas Major (1647). Publicó, además, una gran cantidad de material cartográfico, tanto en volúmenes encuadernados como en hojas sueltas.

El mar del Sur o Pacífico

El Atlas marítimo

Su título completo es Atlantis Majoris, Orbem Maritimum, seu Omnium Marium Orbis Terrarum Navigationibus hodierno temporum frequentatorum descriptionem accuratissimam continens y fue publicado en 1650 en Ámsterdam. La traducción, adaptada, es Atlas Mayor, que contiene una descripción sumamente precisa del mundo marítimo, o de todos los mares del mundo entero, frecuentados por la navegación en la actualidad.

Cartela decorada del mar del Sur

Se inicia con una ilustración de los vientos. Los mapas siguientes contienen las líneas de rumbo centradas en tres rosas de los vientos, como se hacía en los portulanos de siglos anteriores.

Detalle de los vientos

Ofrece 23 cartas marinas a doble página, magníficamente adornadas, con figuras y naves. Los nombres de los mares no siempre se corresponden con los actuales, ya que muchas veces recoge la denominación antigua, como es el caso del mar de India (Índico) o el mar del Zur (Pacífico).

Océano Índico o mar de India

Contiene, además, orlas y cartelas que incorporan angelotes, animales y personajes que representan las costumbres de los lugares cartografiados. Las escalas también están decoradas. Se pueden apreciar especies terrestres, tales como una tortuga, un murciélago, una serpiente o un lagarto, pero también marinos, tanto los que son reales (ballenas) como los imaginarios.  

Detalle que ilustra una carta, en el que se puede ver una familia aborigen y, al fondo, una embarcación

Para acabar

Este magnífico atlas, conocido como «Waterwereld’ en alemán y «waterworld» en inglés, que se ocupa de cartografiar los mares, está digitalizado y disponible en la web de la Biblioteca Nacional de España (es la segunda edición, de 1657).

Detalle de una carta en la que aparece una parte del Atlántico, islas Azores y Canarias, la península Ibérica y norte de África

Se considera el antecedente de otros atlas holandeses producidos a partir de la década de 1660 por cartógrafos como Colom, Doncker y Goos (algunas de sus cartas se puede ver en la web del Instituto Geográfico Nacional). 

 Más información

ALTIĆ, Mirela. Johannes Janssonius’s Map of Dalmatia and the Ottoman–Venetian Borderland (1650). Imago Mundi, 2018, 70, 1, p. 65-78.

CARHART, George S. How long did it take to engrave an early modern map? A consideration of craft practices. Imago Mundi, 2004, 56, 2, p. 194-197.

CORREDERA, Edward Jones, et al. Hugo Grotius’s De iure belli ac pacis: A Report on the Worldwide Census of the Fourth Edition (1632, Janssonius). Grotiana, 2022, 43, 2, p. 395-411.

KEUNING, Johannes. The Novus Atlas of Johannes Janssonius. Imago Mundi, 1951, 8, p. 71-98.

PUMMER, Heinz. Johannes Janssonius: Buchdrucker und Buchhändler der Königin. Nordisk Tidskrift för Bok-und Biblioteksväsen, 1982, 69, p. 33-48.

SÁENZ-LÓPEZ, Sandra y PIMENTEL, Juan. Cartografías de lo desconocido: Mapas en la BNE. Mapping (1131-9100), 2018, 27, 187.

En el Polo Sur, en una zona inhóspita del planeta, está el mar de Ross. Se sitúa en la costa sur de la Antártida. A pesar de la crudeza del clima, es uno de los que tiene menos hielo y de los más accesibles. Por ello, esta región se terminó convirtiendo en la vía tradicional para realizar expediciones al interior continental.

Este mar, junto a la plataforma de hielo del mismo nombre, forma una profunda hendidura en el contorno circular continental de la Antártida y ocupa una extensión de más de un millón de metros cuadrados.

Historia humana del mar de Ross

Recibe este nombre por el explorador que primero llegó (1841) y dio noticias de ello, James Clark Ross (1800-1862). La expedición contaba con dos barcos, el HMS Erebus y el HMS Terror, que igualmente sirvieron para denominar a un accidente geográfico: el golfo de Erebus y Terror.

Pintura de J.E. Davis (S. XIX) que reproduce dos de los buques enviados: Erebus y Terror. Fuente

Previamente sólo los balleneros y cazadores de focas se habían arriesgado en estos mares, y describían las tierras heladas como si fueran partes de un collar de perlas en el círculo polar antártico. Esta imagen contribuyó a mantener la idea de que en el sur había una terra incognita, que a fines del siglo XIX muchos investigadores querían conocer y estudiar. Así, la exploración de la región antártica se convirtió en el problema más importante por resolver.

Aunque no fueron los únicos, a principios del siglo XX llegaron allí Falcon Scott, oficial de la marina británica, y Ernest Shackleton, una de las principales figuras de la exploración inicial de la Antártida.

Shackleton y el mar de Ross

Shackleton organizó una expedición al Polo Sur entre los años 1914 y 1917. Comenzó comprando una goleta de madera, Polaris, de tres palos, 48 m de eslora y unas 300 toneladas. Como se había construido en pino, roble y ocote, y llevaba planchas de unos 80 cm, pensó que resistiría el hielo y la rebautizó como Endurance. Como quería iniciar su camino por tierra en el mar de Weddell (en el norte de la Antártida), consideró que sería bueno contar con un barco auxiliar. Para ello compró el Aurora, un buque que se había utilizado previamente para cazar focas, construido en 1876. Además, formó el grupo del mar de Ross, para que fuera dejando provisiones en lugares estratégicos en el interior, que posteriormente serían recogidos por el grupo principal una vez llegados a esos puntos. Estuvieron un año fijando depósitos de suministros para la expedición de Shackleton, aunque fue en vano, ya que el Endurance se había quedado varado en el mar de Weddell.

Fotografía del Aurora. Cortesía de J.M. Grijalvo. Fuente

Bases de investigación

Varios países (Noruega, Gran Bretaña, Japón, Estados Unidos y Nueva Zelanda) han establecido una base para los grupos de exploración antártica. En la actualidad, hay incluso barcos turísticos que se acercan a sus orillas.

Rompehielos británico A173 cruzando el mar de Ross. Fuente

Reserva marina

Desde el año 2016 es una reserva marina, lo que la ha convertido en un área de protección de los recursos allí existentes, incluyendo especies animales, su hábitat, zonas de alimentación y de cría. La flora y la fauna son muy similares a las de otras regiones marinas del sur de la Antártida. El agua del mar es muy rica en nutrientes, que proporcionan alimento a focas, ballenas y aves marinas. Entre estos últimos, pingüinos de Adelia y emperador han establecido allí sus colonias.

Como puede comprobarse observando las imágenes, es una joya de nuestro patrimonio marítimo natural. 

Mar de Ross

Pingüinos de Adelia en el mar de Ross.  Fuente

Más información

AINLEY, David G. A history of the exploitation of the Ross Sea, Antarctica. Polar Record, 2010, 46, 3, p. 233-243.

ARAVENA RIVERA, Sybila M. A. Conservación en la Antártica: Área Marina protegida del Mar de Ross. 2016.

CHINN, T. J. H. Hydrology and climate in the Ross Sea areaJournal of the Royal Society of New Zealand, 1981, 11, 4, p. 373-386.

DEL AMO, Elena. El salvaje Mar de Ross: Antártida, la mayor reserva marina del planeta. Viajar: la primera revista española de viajes, 2020, 495, p. 110-128.

LÜDECKE, Cornelia. Exploración científica de la Antártida: ejemplos desde la época histórica hasta la fechaIstor: Revista Internacional, 2009, 39.

RACK, Wolfgang, et al. Sea ice thickness in the Western Ross SeaGeophysical Research Letters, 2021, 48, 1.

SMITH JR, WALKER O., et al. The Ross Sea in a sea of change. Oceanography, 2012, 25, 3, p. 90-103.

SMITH JR, Walker O., et al. The oceanography and ecology of the Ross SeaAnnual Review of Marine Science, 2014, 6, p. 469-487.

Fue un importante y antiguo lago situado en la costa este del Pacífico, entre los Estados Unidos y México. Hoy es un desierto, pero todavía son visibles los restos geológicos y arqueológicos de lo que antaño fue. 

Localización del antiguo lago Cahuilla. Fuente: Gobalet, 2000

La formación del lago

Se formó cuando la cuenca salida del río Colorado varió de dirección y, en lugar de dirigirse hacia el antiguo mar de Cortés (hoy golfo de California), cambió su rumbo a la izquierda, hacia una cuenca que tenía una gran profundidad, de casi 80 metros. En su máxima extensión llegó a tener 180 km de largo y 50 km de ancho. Su cuenca contaba con una superficie de unos 5.500 km2 y un perímetro de más de 400 km de costa. Según las pruebas de radiocarbono realizadas en huesos de pescado allí hallados, el lago Cahuilla existía desde antes del año 1200.

Recibe su nombre del pueblo aborigen que allí vivía. En él pescaban y recogían plantas acuáticas como el carrizo, los juncos o la espadaña (imagen inferior).

En sus inicios se formó un lago interno con agua salobre, mezcla de la del río con la del mar, pero con el tiempo casi todo era de agua dulce. El caudal fluvial en ciertas épocas descargaba al lago y en otras al golfo de California, por lo que el nivel lacustre subía o bajaba indistintamente. El flujo de agua variaba mucho, según la cantidad y duración de las avenidas. Con el paso del tiempo, el fondo del lago se fue elevando por la acumulación de sedimentos, hasta que el agua terminó saliendo hacia el golfo. Estas condiciones continuaron durante siglos, lo que es fácil de apreciar al ver todavía conchas de moluscos de agua dulce, tanto en el suelo como en las incrustaciones en los sedimentos arcillosos.

Casi todos los restos biológicos encontrados son del pez charalito elegante (Gila elegans), en la imagen inferior de la izquierda, y el matalote jorobado (Xyrauchen texanus), a la derecha. Otros que también vivían en el lago eran la lisa, Mugil cephalus y Elops affinis.

Gruposhumanos que habitaban en sus orillas

En sus costas se encontraban grupos que vivían de la pesca y captura de moluscos, pero cuando el lago se secó ya no pudieron sobrevivir y solo quedaron sus vestigios. Aparte de la tribu que le dio nombre, también estaba poblada por los kumiai y los cucapás.

Retrato de un cucapá. Fuente

Estos pueblos construían unas trampas para peces de roca que estaban formadas por paredes semi-circulares hechas con piedras, con forma de «v» o de «u». Estos artefactos, en algunos casos, ocupaban superficies de varios centenares de metros cuadrados. Se han hallado restos materiales de esta técnica en las orillas de la costa antigua, pero todavía no están muy claros ni su uso, ni su estructura completa (en la imagen inferior izquierda se puede ver a un investigador descubriendo una de ellas). Los pescadores las situaban en las zonas del lago que se mantenían con agua, por lo que poco a poco, y al ritmo en el que este se secaba, fueron desapareciendo.

Los cucapás usaron este tipo de trampas en otros lugares ribereños, haciendo uso de tallos de plantas como el carrizo (similar a las de la imagen superior de la derecha). Con la marea alta, al subir las aguas y con ellas los peces, éstos entraban por las puertas y podían ser atrapados, cerrándolas con redes o cercos del mismo material.

Se desecó

Sin embargo, en una época indeterminada el río dejó de aportar agua y poco a poco el lago se fue secando. No tenemos, por ahora, fechas de cuándo pasó a ser sólo una cuenca seca.

En 1905, por un error humano en la construcción de unos diques, una crecida del río Colorado desvió su curso hacia el valle antes ocupado por el Cahuilla, formando el lago Salton (Salton Sea) que cubre aproximadamente la sexta parte de la cuenca original. Durante las décadas siguientes el lago aumentó de tamaño por los aportes de agua procedentes de las nuevas tierras cultivadas. En la actualidad tiene aproximadamente unos 50 km de longitud y 13 metros de profundidad máxima.

Pesca tradicional por parte del pueblo cucapá. Fuente

Para acabar

La superficie del lago Salton está a 70 metros por debajo del nivel del mar, porque ocupa un valle previo dejado por el lago anterior, que, además, está situado en plena falla de San Andrés.

A pesar de su desaparición, la memoria del Cahuilla ha quedado grabada en los depósitos de sal, en los restos arqueológicos y en los relatos de los nativos. Un importante patrimonio marítimo lacustre que debemos conocer y apreciar.

Más información

COCKERELL, T. D. A. The Age of Lake Cahuilla. Science, 1946, 103, 2669, p. 235.

GOBALET, Kenneth W. & WAKE, Thomas A. Archaeological and paleontological fish remains from the Salton Basin, Southern California. The Southwestern Naturalist, 2000, p. 514-520.

PHUKAN, Anjali, et al. Shorelines in the Desert: Mapping Fish Trap Features along the Southwest Coast of Ancient Lake Cahuilla, California. Advances in Archaeological Practice, 2019, 7, 4, p. 325-336.

ROCKWELL, Thomas K., et al. The late Holocene history of Lake Cahuilla: Two thousand years of repeated fillings within the Salton Trough, Imperial Valley, CaliforniaQuaternary Science Reviews, 2022, 282, p. 107456.

SCHNEIDER, Joan S., et al. On the Shores of Silver Lake, Mojave Desert, California: Late Holocene Shoreline Features and Functional Hypotheses. California Archaeology, 2017, 9, 2, p. 259-291.

WATERS, Michael Richard. Lake Cahuilla: late quaternary lacustrine history of the Salton Trough, California. Trabajo Fin de Máster. Universidad de California, 1980.

WHITE, Eric S. & ROTH, Barbara J. Fish traps on ancient shores: Exploring the function of Lake Cahuilla fish traps. Journal of California and Great Basin Anthropology, 2009, p. 183-194.

Arlés es una ciudad fluvial francesa, situada cerca del Mediterráneo, pero sin llegar a ser costera. Se sitúa en las orillas del río Ródano, cuyo cauce sí que comunica con este mar. Es conocida tanto por su puerto romano como porque durante meses tuvo un visitante muy famoso, Van Gogh, que allí pintó algunas de sus obras.

La ciudad de Arlés

Fue fundada por los griegos durante el siglo VI a. C., aunque allí habitaban previamente pueblos ligures. Se llamó Arelate (población de las marismas), precisamente por su situación geográfica. Tenía una posición estratégica extraordinaria, ya que daba acceso al Mediterráneo. Por otra parte, en lo referido a las rutas terrestres, formaba parte del camino que dirigía tanto a Hispania como a la península Itálica.

Dibujo que representa la vista de la ciudad a «vuelo de pájaro», con el puente de barcas. Fuente

Ya convertida en villa romana y apoyada por el emperador Augusto, contaba con todos los edificios e instalaciones propias de su rango, como teatro, foro, circo, termas y anfiteatro.

El puente flotante

Pero lo más destacable para el Patrimonio Marítimo fue su puente de barcos. Y en esta ocasión no se hundieron para la cimentación, sino que formaron parte de la construcción como elementos flotantes. Actualmente no queda nada de él, pero contamos con relatos que narran su existencia. Como puede apreciarse en la imagen inferior, las naves sostenían la pasarela y permitían que pudiera responder a tormentas, subidas y bajadas, porque los elementos flotantes mantenían el paso firme. Para evitar que las barcas se alejaran, se construyeron dos grandes pilotes a los que estas se amarraron.

Dibujo del puente romano de Arlés, formado con barcas flotantes. Fuente

Como puede apreciarse en los dos dibujos previos, uniendo las orillas, el paso se iniciaba con una parte fija, a modo de puente tradicional, que acababa en una torre a cada lado, que daba paso al puente flotante.

Cuando las naves que querían pasar eran de grandes dimensiones, se estableció un sistema que consistía en situar en las orillas dos puentes levadizos, que se apoyaban en las torres.

Lateral del punto romano, que se elevaba para dejar paso a los grandes navíos. Parte de un diorama que representa el puente flotante de Arlés. Fuente

Para acabar

La ciudad de las marismas, Arlés, a la orilla de un caudaloso río y muy cerca del Mediterráneo, tuvo en época romana un magnífico puente flotante, sostenido con embarcaciones, que facilitó el transporte marítimo y contribuyó a que la ciudad se mantuviera en los primeros puestos del comercio imperial hasta la llegada de los visigodos en el siglo V, cuando fue quemada y arrasada.

Más información

BROMWICH, James. The Roman remains of southern France: a guide book. Routledge, 2013.

LORENZ, Wayne F. Ancient roman water development in France. Water Resources Impact, 2005, 7, 3, p. 4-8.

LORENZ, Wayne F. & WOLFRAM, Phillip J. Arches Have No Rivals: Unique Roman Bridges Offer Clues as to How It was Done Centuries Ago. Roads & Bridges, 2007, 45, 9.

MERAZ QUINTANA, Leonardo. El Museo de la Antigua Arlés: arqueología y arquitectura. Diseño en Síntesis, 2010, 25, p. 4-15.

Reconstruction of bridge in Arelate. Blog Imperium Romanum, 2020.

VACCA-GOUTOULLI, Mireille. La taille de la pierre sur l’aqueduc romain d’Arles au Vallon des Arcs à Fontvieille (B.-du-Rh.)Revue Archéologique de Narbonnaise, 1994, 27, 1, p. 165-173.